Este día tuve que salir temprano a Navojoa, a hacer un pequeño favor a uno de mis hermanos, después de llegar al lugar en que haría el pendiente, pregunté el encargado qué tanto tiempo llevaría dicho pendiente y ya echando cálculos, pensé para mis adentros, es suficiente tiempo para conocer por aquí. Una de las tantas cosas que están dentro de mi nueva forma de pensar, es que si uno quiere conocer un lugar, debe hacerlo a pie y tranquilamente, así que tomé camino, como era temprano, el sol no hacía tantos estragos en mi, y así como niño chiquito iba por las banquetas viendo cada detalle y deteniéndome en cada vitrina para "bobear" un poco.
Mi primera parada era conocer la cátedral, porque cuando recién pasé por ahí en el carro, noté que una callezuela conducía a ese lugar, entonces caminando alrededor de unas 10 cuadras de tamaño regular, me metí por una calle que prometía dejarme ahí, y a tientas y locas fue llegando, pero no sin antes pasar por la "plaza" o tipo "Zócalo", que por descabellado que parezca en lugar de tener un zócalo en alto, está hundido, es decir está a un nivel más bajo que todo lo demás. Pues ahí a paso confiado y tranquilo, llegué a Cátedral, la cual honestamente es mucho más bonita que la de Obregón, mucho más rústica y construida a simple vista con mejores materiales, lamenté en ese justo momento no haber tenido una cámara, además, las personas que estaban haciendo oración ahí a lo mejor no lo hubieran tomado a bien, jajaja.
Al salir de ahí, traté de dar con el mercado, y efectivamente llegué a el, ese clásico olor que acompaña ese tipo de lugares, es tan característico y tan nítido cuando recuerdo mi niñez, esas escenas de carne, ropa, pescado y gente que te atosiga mientras pasas, definitivamente si quieres conocer algún lugar, debes ir a su ayuntamiento, mercado, iglesia y plazas. Fue una mañana super provechosa; lo más cómico es que después de hacer ese recorrido, de haberse despertado temprano y no haber comido nada, el cansancio me ganó; mi cuerpo demandaba comida, o bebida. Me encaminé por el camino que me había conducido ahí, ya de retorno a la agencia automotriz, buscando frenéticamente en secreto un lugar en donde comprar agua, cuando por fin lo encuentro, doy con el museo de la ciudad, el cual no se encontraba abierto, y ahí vino a mi, una gran decisión... o voy al restaurante y desayuno, o espero a que abran el museo... Obvio escogí opción número 1.
Ya en el lugar, cómodamente pedí un café, prendí mi ipod, y a leer se ha dicho, posteriormente mi desayuno fue un delicioso plato de frutas frescas y otro café, ¡como tigre!, y eso que no comí ZUCARITAS. Pues ahí terminó mi aventura, con el viaje de regreso a casa con una super selección de música; y es que con el simple hecho de salir a cualquier lugar distinto a nuestro entorno y divagar un poco, el cuerpo se destiende y se desestresa en grandes cantidades. Y pensar que antes nunca hubiera hecho esta clase de cosas si siguiera atado a por decirlo así "viejas costumbres", lo bueno es, que mi visión de mundo ha cambiado y he rechazado totalmente el estatismo con que lo solía ver, ahora sé que es un lugar abierto a las posibilidades, y qué lo mejor que nos puede pasar, es conocer nuevos lugares y personas, divagar, viajar y divertinos. Me muero por comprar carro para irme de vago más seguido, es una estúpenda terapia contra muchos males, sobre todo la nostalgia y el hastío. :D
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