lunes, septiembre 27

Las fiesta del Bicentenario

Hola a todos, aquí estoy de nuevo, después de un largo tiempo de ausencia he decidido que la mejor manera de concretar muchos proyectos venideros, será sin lugar a dudas, darme tiempo para escribir, aunque sea un poco cada día.

Hace más de una semana estuve en la Ciudad de México, para presencia los festejos del Bicentenario de la Independencia del país. Situación que para muchos pareció peligrosa y para otros, desde luego una gran oportunidad, -lo que sin duda, fue-.
Desde hacía más de dos años, el Gobierno Federal había aprobado a según supe 2500 millones de pesos, tanto para proyectos como para festejos a cargo de CONACULTA; de lo cual se supo poco durante ese año y el siguiente; a excepción de uno que otro proyecto o iniciativa que se dieron en la localidad, o bien, en el gobierno del Estado, -en esta caso hablo de Sonora-. A mediados de este año, en una rueda de prensa la SEP, evidencia el mal manejo de los fondos y toma el control, dejando en el ridículo al Consejo y mostrando que aún se podría hacer algo para salvar el festejo.

Llegué el martes 14, y el miércoles 15 empezó la campaña, me trasladé al centro de la ciudad, que estaba más que vestida de los colores patrios y atestada de gente por todos lados, mucho más de los común. Después de pasar un largo dispositivo de seguridad para llegar al zócalo, pude apreciar la interesante y bien seleccionada decoración que habían llevado a cabo en el lugar, así como los preparativos para el festejo de la noche. Conscientes de la locura que sería estar ahí, pensamos inmediatamente en alguna otra locación que permitiera observarlo pero sin tan aglomeración.

Después de comer en algún lugar sobre Reforma, y que se dio la hora, la misión era encontrar algún recobeco para observar el desfile. Después de ubicarse, cerca del cerco y una pantalla que dejaba ver las cosas más a detalle, empezaron los carros a transitar. Con lo que empezó como un buen cuidado desfile y siguió con más y más propuestas interesantes que transitaban desde el México preshispánico, la conquista, descubrimiento de América, la Colonia, alegorías y más alegorías mexicanas, folcklor, momentos históricos e incluso viñetas musicales del México contemporáneo.

Una cosas muy curiosa que me pasó, es que bobeando entre la gente, encontré a mi vecino y como pasa siempre que estás en una ciudad extraña, te da un gusto enorme ver a alguien que te recuerda tantas cosas de casa, y estuvimos por ahí comentado un buen rato. Él está terminando estudios de producción e interpretación musical y un hermano suyo que acaba de llegar a la ciudad iniciará cinematografía; el caso es que entre la plática comentó que al parecer para dicho desfile habían contratado al mismo tipo que organizó la inauguración de los juegos olímpicos de Beijing. Fue en ese momento que todo cuadró. No es que uno sea malinchista, pero en serio he sido testigo de múltiples lugares y centros turísticos que han florecido y ha sido gracias a la inversión privada; en este caso el dinero fue del gobierno, pero las ideas las aportó un extranjero, por eso fue tan lucido.

Desde luego que eso solo es el inicio, porque lo bueno, a cómo debe ser, es el grito de Independencia. Posterior a un desfile tan pero tan interesante y bien elaborado, siguieron un serie de conciertos sumamente interesantes, como fue el caso de la Orquesta Filarmónica de las Américas con Natalia Lafourcade, Ely Guerra y Loblondo, -a quien por cierto mucha gente, no reconoció tanto al momento de aplaudirles, quizás por que es totalmente indie-. Además de estar Paulina Rubio, Zoé, Kinky y la Maldita Vecindad, y una interesante cantidad de propuestas en los diversos foros, tan rápido pasó todo que cuando menos uno lo esperaba la transmisión de lo que pasaba en Palacio Nacional dio inicio, además el cambio de horario me desconcierta en gran manera, aunque solo sean dos horas.

Estando cerca de una pantalla, pudimos apreciar la inmensidad de gente reunida en el zócalo, pero lo más sorprendente, era la cantidad de flashes de cámaras que funcionaban como estrobos, y que desde la toma aérea creaban un interesante patrón. El Presidente procedió con el rito y gritó, lo tradición agregando el festejo al BICENTENARIO. Enseguida sentí lo que sienten las personas que viven en países constantemente atacados por guerrillas; quince minutos efectivos de fuegos artificiales, es decir que fueron 15 minutos seguidos, además de un show visual que mostraba a varias figuras entre ellas Quetzalcoatl que salió expulsado hacia el cielo en un show de luces, proyección y cohetes.

En conclusión, para las fechas y el acontecimiento histórico que se iba a dar, la celebración, al menos esos dos días de desfiles, eventos y demás, al menos en términos de logística, estuvo muy bien desarrollada, y no era para menos, no todos los días se cumple 200 años de ser nación; desde luego que deja muchas interrogantes este tipo de eventos, pues desde la gran cantidad de recursos que se invierten, hasta la posición en qué nos encontramos en comparación a hace 200 años y muchas otras más; pero de que el dinero se los queden los funcionarios y burócratas, prefiero yo en lo particular que se lo quemen todito. Ahora veremos qué tal le va a la Revolución, movimiento civil armado que da génesis al México Moderno.

2 comentarios:

jazz dijo...

jaja concuerdo concuerdo totalmente, hubiera matado x ir a presenciar ese desfile que digo desfile MAGNO evento de la nación, en fin no todos podemos hacerlo, pero lo festeje de corazón, te comento que en mi ciudad en pleno grito nos cayo un gélido chubasco pero como buena mexicana me quede hasta que se me empaparon las zapatillas, en el transcurso del día visite el museo revolucionario, y hasta me fui a comer a los burritos de la esquina por que no existe comida mas mexicana que un buen taco de harina y frijoles. Hey lo acabo de ver yo también soy de Obregón!! Saludos desde el ombligo del mundo!!!

Eduardo López Verástegui dijo...

Te soy sincero, tuve suerte de poder estar ahí, de hecho desde hace algunos años me he vuelto alguien sumamente nacionalista, es difícil dejar de querer a nuestro país cuando empiezas a conocerlo. El desfile estuvo un nivel más arriba que increíble y la inversión fue muy cuantiosa.

Si supe que aquí llovió, ya hacía falta, jajaja y respecto al menú, muy mexicano y sonorense como no; en conclusión ¡Qué viva México!