De ese intangible material, de la poco palpable materia desdeñosamente llamada fantasía; de aspiraciones e ilusiones, de incesantes alucinaciones que por vívidas y mágicas, no pueden sino ser fébriles momentos de inconsciente realidad.
Por granos de arena, que de misma manera se aprecia infinita, de rostros confusos, de aventuras inmesurables y de caminos que nunca se agotan cual manantial fresco y matutino; de todo aquello que quisiéramos pudiera ser de la manera ideal.
De manos, de pies, de sudor, sangre y llanto, de paz de intranquilidad, de continuidad e interrupción, de calor y frío, de alturas y bajezas, en fin, los sueños son esa materia intangible einconsciente que constantemente pasa a nuestra conciencia por mera casualidad.
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