viernes, mayo 8

Ira, coraje y medios de almacenamiento




Algunas personas a razón de mi último post, han estado confirmando mi hipótesis; no tengo demasiados temas de conversación, lo cual obviamente, es mentira, pero dejaré que vivan en su engaño bucólico.

El caso es que hoy en la mañana de este bellísimo Viernes 8 de mayo rumbo al trabajo en la camioneta, me topé con varios obstáculos, ya saben de esos carros que no avanzan ni dejan avanzar, que van por la izquierda y que por nada en el mundo se mueven, y pensé inmediatamente, éstos weyes son como los gobernantes, están ahí porque alguien los puso, pero no hacen ni dejan hacer, y aunque es un tema muy tentador, hoy hablaré más bien de otras cosas que tienen relación con los corajes que suele hacer uno en el camino.


Siempre he pensado que hay dos tipos de personas, aquellas que explotan y las otras que se lo ahorran y que no tienen una fuerte reacción a algo, son un poco más continentes. De hecho, en alguna ocasión vi una película de un tipo que era el clásico burócrata gringo al cual la vida no le sonreía del todo, entonces un día de Ira (así se llama la película), se enfada de su rutina y por un día explota -creo que por tanto almacenar y no tener una vía sana de sacar el coraje- y se pone como loco, jajaja, todavía recuerdo la cara del tipo y muero de risa; aunque es algo muy real y cotidiano, aunque no lo veamos.

El tema es por demás interesante, y sucede sobre todo en grandes ciudades donde el tráfico es un verdadero problema, y ocasiona un alto índice de accidentes. Tanto para aquel que explota como para aquel que contiene el coraje, y cuando menos lo piensa un día los nervios lo traicionan y hace cada locura. Creo que en el caso mío he pasado por los dos tipos, en ocasiones me da tanta flojera la gente mensa que de plano no quiere moverse, que contengo ese coraje y no digo nada, pero comúnmente cuando voy a dar clases en el tecnológico, presiono la bocina del carro cada que puedo y que la gente no reacciona ante el cambio de color en el semáforo. Creo que más bien, el estar en un carro saca en ocasiones lo peor de las personas, y nos hace ser quienes no somos en realidad.

En resumen, Ira y volante no deben ser amigos, pero de vez en cuando se siente a todo dar gritarle al de enfrente: "Hey daltónico, ya cambió el semáforo, mueve las llantas", jajajaj, espero que a alguien le gusten mis nuevos temas de conversación, y los que no, se amuelan es mi blog y escribo lo que me de la gana. Buen día para todos

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante tu blog, ya estás en mis favoritos!

Eduardo López Verástegui dijo...

Cuando gustes, estamos para servirte. Saludos