domingo, octubre 19

Reflexión sin inflexión

Nunca he sido la persona más académica, ni tampoco el más aplicado en la escuela, nunca he sido alguien que se hunda en los libros por encargo de algún maestro o materia. Lo que si, es que hoy en día, cuando me encuentro trabajando en un lugar tan importante e interesante como lo es cualquier Museo, en el que confluyen personas, y se trabaja con los diversos estilos y formas enque cada grupo o persona, puede aprehender el significado de la creaciones artísticas; surge la firme necesidad de establecer algún anecdotario o bien, notas de campo para establecer cuáles y qué estrategias pueden ser las más eficientes, la más convenientes y las que aporten mayor significancia a la visita al Museo.

A razón de un curso impartido por personal de la Ciudad de México, me siento conforme con la manera en que había visualizado el proceso comunicativo entre espectador y obra de arte hasta hoy, sin que nadie nunca me lo hubiese hecho saber. Estoy consciente que queda mucho camino por recorrer y que en ocasiones cuando uno baja la guardia puede caer en la actitud de Yo ya lo sé casi todo, qué más podría incorporar, y es así cuando uno deja que el ego o la confianza en extremo en lo trabajado pone en riesgo la posibilidad de escuchar propuestas. Muy comúnmente el contar con alguna opinión externar nos hacer contar con diversas perspectivas de un mismo problema.

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