jueves, octubre 30

Letra y música son compañeras inseparables de mi vida y niñez

Desde que tengo uso de razón, las palabras, el lenguaje y el idioma que me toca por herencia, me ha parecido sumamente atractivo. Recuerdo claramente que los juegos de palabras y rimas que mis hermanos ejecutaban mientras yo era un crío, me cautivaban bastante, algunos de ellos componiendo y descomponiendo canciones comerciales creando divertidos juegos vocales y sónicos que a mi corta edad me abrían la puerta en un sentido totalmente rústico o silvestre a lo que hoy en día en mi etapa adulto entiendo como poesía.

Jugando con el sonido y el metro cada una de las composiciones que de niño creaba me fuero direccionando a la música, pues desde que tengo uso de razón, este disciplina artística existía en casa por un interés meramente casual, pues mi papá canta horrible y mi mamá hace otro tanto, pero lo curioso, es descubrir que aunque no se tiene cierta herencia la música y la poesía son asequibles para muchos que somos nuevos en este rubro por decirlo de algún modo nada pretencioso.

Lo que considero más peculiar de mi formación, es que nunca estuve demasiado expuesto a la lectura, nunca fui un lector asiduo, prefería sinceramente en la primaria ver la tele, crecí con la imagen de la generación alternativa que al ritmo de Smell like teen spirit, una vez más se desilusionaba de todas las artimañas que ejecutaban quienes tenían el poder, para joder al prójimo y podrirse más en dinero. No tomé libros sino hasta la secundaria y fueron en su mayoría novelas, lo que si recuerdo es que por algún lado tuve acceso o curiosidad por la filosofía, yo pienso que ne parte porque siempre he sido muy inquisitivo y obsesivo, y las respuestas que me ofrecían las personas cercanas a mi nunca fueron suficientes, tengo el claro recuerdo que mi generación era algo súper raro para mi, y que siempre prefería la compañía de personas mayores por los gustos y las pláticas que solían desprenderse de ahí.

Es exactamente en esa etapa en que, por obligación por parte de mi mamá aprendí a tocar guitarra, y con todos los problemas, traumas y demás porquerías que el mundo y nuestra familia se ocupan de meternos día con día, fui teniendo suficiente material, para que en esos momentos de soledad, un cuaderno y una pluma fueran el medio perfecto de catarsis. Desde luego, que nuestras perspectivas a esa edad si no hemos tenido un buen guía pueden ser más que nada bienintencionadas pero ingenuas a fin de cuentas.

Tuve la fortuna que posteriormente en preparatoria mi plan de formación, incluía una materia de filosofía, lo cual amplío mi panorama en cuanto a lo que uno podía saber, aprender y leer. Una vez que fui universitario gusté siempre de leer libros de filósofos alemanes como Kanta, Nietzche y demás, que me abrieron los ojos y completaron mi visión de la realidad.

Hoy día trabajando, en un lugar en que constantemente las palabras, los conceptos y las ideas son lo más importante, y el tener esa capacidad abstracción, síntesis y retención me han demostrado que es un regalo del creador el poder tener la facilidad de hacer que las palabras creen frases maravillosas. Lamentable es por otro lado, observar a tantas personas que se limitan a traducir los textos, y no se apropian de todo lo maravilloso que la escritura y lectura nos regalan, es triste ver como otras personas han leído las mismas cosas que yo y se quedan en la fase de sorpresa y asombro, pero no a la fase de implementación o de significación.

Hoy en día me dejo sorprender por una hermosa melodía y me conmuevo cada vez que alguien con su ingenio y capacida logra hermanar la más abstracta disciplina artística, que es la música, y la letra, creando reales experiencias estéticas, y lo más curioso es que análogamente con la pintura, en todas las disciplinas artísticas sucede de igual modo, la región y lugar en que cada persona se desarrolla crean un perfil o esquema del cómo genera sus creaciones.

De este pensamiento que hoy fluye por mi mente y ligero como el viento me ha permitido apreciar lo dichoso que he sido, pues si bien en lo material no seré rico, en experiencias soy el más afortunado; hoy me siento como siempre debería, como un actor y creador de cambios.

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