jueves, noviembre 27

Necesidad de expresión

Constantemente he escuchado -Debido al tipo de trabajo que tengo- que todos los artistas no son sino un montón de locos que no encuentran qué hacer con su tiempo libre. Recuerdo que en los primeros acercamientos que tuve con la filosofía, la gente me decía lo mismo, que si los filósofos se la pasan en el mundo de las ideas y por lo mismo no hacen nada productivo más que robar oxígeno y quemarse las neuronas pensando, siempre confíe que no era ni lo uno ni lo otro.

Siempre sucede que las personas estamos tan absortas con nuestra inmediatez, y que con el corto período que tenemos de estadía en esta vida, que nos ocupamos de lo urgente y no de lo importante, y es que aunque en ocasiones son términos muy parecido no son la misma cosas, una de ellas habla de las cosas que necesitan ser solucionadas o vista de inmediato, y las segundas indican algo que de verdad tiene que hacerse aunque el plazo para lograrlas no sean tan demandante que deban resolverse in so facto. Un buen libro que alguna ocasión le regalara a mi ex, decía que hay dos tipos de preguntas que el ser humano se plantea a lo largo de su vida; las Primeras son las cotidianas, y responden a cuestiones tan inmediatas como pueden ser: ¿Qué me pongo para salir? ¿Qué desayunaré? ¿Me corto el pelo dos o tres centímetros? ¿Qué gran disco escucharé hoy?, y las del otro orden son las trascendentales, y algunos ejemplos pueden ser: ¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Para qué estamos en esta vida?.

Todas y cada una de las preguntas que pueden desprenderse de nuestro diario existir, nos permiten acercarnos un poco más, al sentido que tenemos como personas, y todavía aún más al sentido que queremos dar a nuestra vida; sobre todo en estos tiempos en que el capitalismo ha dominado la forma de vivir de la gran mayoría de los países, y por ende un consumismo incipiente en todos y cada uno de los habitantes de este mundo pseudoglobalizado que cada día acrecenta las distancias entre nosotros mismos. Y es exactamente en un entorno tan viciado y contamindo que los temas de vital importancia y tan trasdencentales han quedado cada vez más rezagados por menesteres vanales e intrascendentales, ¡y es que es necesario en estos días gritar muy alto para ser escuchado entre tanto bullicio!

Efectivamente, es necesario gritar, es necesario romperse por dentro para que la gente pueda tener una breve noción de cómo nos sentimos, y por más que algunas personas decidan encriptarse una y otra vez, no podemos negar que todos tenemos el mismo organismo y que las entrañas nos piden constantemente desahogos y formas de liberar tanta presión que en ocasiones la rutina, los problemas y la vida misma ocasiona, y es que aunque uno no sea la persona que más interactúe con los demás, en ocasiones es realmente necesario. Lo importante, es que notemos que algo que bien puede ser opcional puede tornarse una necesidad, como cuando alguien nos ha lastimado en lo más profundo y necesitamos contarle a alguien que estamos heridos, y más aún cuando esa persona nos reconforta, y en caso que no lo hiciera, el poder sacar un poco el veneno es indispensable.

En ocasiones no necesitamos a alguien que nos aconseje o haga sentir mejor, solamente es una imperiosa necesidad de desahogar el pecho y sacar eso que tanto nos ha molestado o nos puede estar molestando de cotidiano, en otras tantas es necesario que de verdad alguien nos de algún buen consejo de aquello que nosotros le estamos comentando, y a veces uno puede tener un espacio como este que yo uso para expresar mis inquietudes, cuando hablar con alguien no funcionan del todo, o bien ese alguien con quien uno habla se ha marchado.

Para todos, la necesidad de expresión es algo normal y de lo cual no podemos escapar, desde que somos pequeños cualquier molestia física es expresada mediante el llanto o la risa, cualquier situación de agrado recibe inmediatamente un gesto de nuestra cara, y lo mismo las insatisfacciones. En ocasiones me asusto de lo poco que puedo controlar mi comunciación no verbal, como que desde niño nunca tuve el filtro y cuando algo me molesta, es totalmente notorio, y eso se ve afectado directamente en mi incapacidad para fingir, y estar molesto cuando quiero estar, y no dar una apariencia que en realidad no quiero dar. Conforme uno crece la necesidad de expresión es más fuerte y los medios para hacerlo más restringidos, pues en la infancia es bien visto que uno quiera decirle o expresar algún afecto o emoción por algo o alguien, pero conforme vamos avanzando en nuestra vida y nos internamos en una infacia un poco más cercana al prepuber, cada vez las muestras de afecto, cariño o cualquier otra emoción son de lo más censuradas o bien criticadas por parte de nuestras sociedades. Pienso que en cierto sentido es un mecanismo que nos hace funcionar como ollas de presión, y que cuando explotemos la sociedad se dará por bien servida, pues les habremos ahorrado una molestia.

Cada etapa de la vida implica nuevas restricciones a nuestra capacidad y necesidad de expresión, que desde siempre nos acompañan, y en cierto sentido creo el restringirse en este rubro es lo que hace que las personas que viven en metrópolis frecuentemente decidan terminar con su vida, pues entre la rutina y la falta de metas no encuentran un importante motivo para vivir, y ahí pienso que yo soy un poco como ellos, pero que el hecho de vivir con mi familia no me permite explorar mucho esa veta tan soledosa.

Expresarse no es un lujo, es una necesidad, cada quien siente esa gran fuerza viva que le pide exclamar aquello que en el pecho está guardado y que en ocasiones son cargas tan pesadas que hacen que la gente se ahogue en sus problemas y pensamientos. La música para mi ha sido un medio de expresión estúpendo, pero que todavía no exploro en su totalidad, y que no domino tampoco; sin embargo se que un día lo haré si me aplico.

GOOD LUCK TO EVERYONE AND ¡EXPRESS YOURSELF; IT'S THE BEST THING YOU CAN DO!

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