miércoles, marzo 5

Crisis Artística

Hoy en día es fácil apreciar en cada todas las disciplinas artísticas, una seria crisis en todo el proceso creativo. Muchos teóricos del arte suelen llamarlo posmodernidad, pero sigo pensando que es solo un término y que como tal es una abstracción y guarda mucho de estático, delimitativo y frío.

Algunos consideran que es propio de esta época el eclecticismo, como mezclas descaradas de distintos estilos o recursos, sin embargo creo que más bien podría llamarse en muchos casos como mezcolanzas sin razón de ser, un ejemplo del como las tendencias se entremezclan de un modo poco gracioso, llegó a mi, hace días que en el programa de kristoff de telehit apareció un grupo de Inglaterra en donde el vocalista parecía trige - mujer - cosa rara; para principios de cuentas no lo pude definir y entre más que le buscaba yo aseveraba que era mujer, pero no, cuando le hacen una toma en donde le cargan menos el maquillaje, es un hombre. El mismo caso es con estos nuevos entes llamados emos ¿qué pasa con ellos?, se visten de un modo peculiar, usan colores oscuros mezclados con el rosa, se pintan los ojos y escuchan música que no es sino melodías lentas y dolientes, en un princpio al emerger esta corriente empezaron con accesorios punks y poco a poco mezclaron el color rosa, y vuelvo al tema original ¿Qué clase de mezclas son estas?, simplemente en ocasiones por más que uno quiera darle un nombre o poder identificar los rasgos que las definen, no es posible porque ni siquiera tiene una razón de ser.

Se que la moda no obedece a alguna disciplina artística en concreto pero si está en cierto modo regida por cuestiones estéticas, y por lo mismo las experiencias de este tipo caben dentro del campo de experiencia de las artes. En la plástica desde hacía mucho tiempo la civilización venía arrastrando una predilección por las mezclas, no es nada nuevo, de hecho los pobladores de Europa fueron conquistados o mezclados por distintas razas bárbaras en el medievo y esto originó ciertos cambios, pero fueron en ese sentido ajustes y adaptaciones poco más comprensibles, pues tenían que ver con el dominio y la conquista. Pero hoy, en este mundo globalizado, el arte se torna complaciente y voluntarioso por las personas que lo producen, cada personas se encierra en simbolismos tan personales que en ocasiones son arbitrarios para una gran mayoría, y el uso de los mass media solo refleja como el ser humano es tratado como algo estéril y frío, igual que los objetos, y cada uno no es sino un producto sin terminar más en una línea de maquila.

La manera en que se empalman más que entretejerse los estilos es propio a nuestra época, que no obedece ya estándares ni reglas, simplemente se abre paso a como puede, pues en estos días ya quien sea puede hacer lo que quiera y a como se deje. Las propuestas de todos aquellos que tiene algo que decir se han tornado vanales y frías, solo reflejan que esta generación carece de profundidad y cada uno de los discursos repetitivos de los pertenencientes a ella no son sino un soliloquio sin sentido.

Desde luego no puedo negar el increíble e ilimitado aporte que han tenido las artes en casi todos los campos, de momento tengo más fresco la cuestión plástica, por mi trabajo. No hace menos de 300 años, los autores se limitaban a la mera imitación fiel de la realidad, sin incluir en ellas un poco de sus otros hemisferios o campos (Mente, concepción y Sentimientos). Así como los personajes que aparecían en dichas escenas y el modo de pensar de los creadores de cada época en específico. Sin embargo si me ubico en los logros obtenidos por los impresionistas a finales del siglo XIX y el surgimiento de las vanguardias de pintura de inicios del siglo XX, hay un cambio radical en la forma de concebir a la humanidad en general, los artistas aceptan su mundo cómo la aprecian y no bajo estándares o canones preestablecidos, salen, conocen y capturan la realidad sin intermediarios, solo cómo se percibe. Es ese el punto al que quiero llegar, en ese cambio de percepción.

En la cuestión literaria y teatral, pasa algo similar, en las obras de siglos anteriores los personajes no tenían ese carácter orgánico que hoy en día hace tan interesantes o curiosas las creaciones de nuestro tiempo, Es decir, uno puede ver obras de teatro clásico en donde el malo del cuento, es simplemente malo, ¿Por qué?, pues por que es malo y punto, no se ve el contexto que lo rodea, mucho menos los factores que pudiesen determinar el caracter del mencionado, y sin embargo esa percepción unidireccional perduró por muchísimo tiempo, y solo al llegar el cambio, y asimilarlo la sociedad, ella misma se percata y puede mofarse, o ver con extrañeza ese tipo de fenómenos. Hoy en día un guión teatral o cinematográfico - para que sea bueno - involucra, poder mostrar esas fases, esas partes que integran el accionar de los personajes, es decir en alguna obra, alguien es un delincuente y hace daño a otros, pero no pierde humanidad, y lo podemos notar cuando aparece al cambio de escena con sus seres queridos, ahí en su seno familiar, él, es solo una persona, no es más el delincuente... Los motivos, varios, sin lugar a dudas, pero ese tipo de planteamientos son los que hacen interesante una trama.

Tiene una contraparte sin lugar a dudas, algunas personas podrían decir, lo interesante o propositivo de obras que no van con este estilo, es que permiten al espectador imaginarse todo eso que se nos plantea en el caso contrario, sin embargo cada una ofrece más que nada alternativas, y eso es lo importante, pues el ser humano no puede ser definido en un estilo o una forma de representación porque el nivel de complejidad de la personalidad es un cúmulo incuantificable de sucesos.

En otra disciplina artística ocurre algo muy similar; hace algunas semanas en un evento que se llevo a cabo en el lugar donde trabajo, tuvimos la oportunidad de presentar a uno de los bailarines nacionales con mejor nivel, Miguel Mancillas, quien, como dato adicional, ya no hace presentaciones en este tipo de eventos, se maneja a nivel de Bellas Artes. Pero bueno, además de deleitarnos con su propuesta artística, tuvo una puntada excelente, hizo una explicación bastante didáctica de lo que era la danza contemporánea. Explicó que no hace mucho la danza era una estilización en donde se cuidaba y pensaba el más mínimo de los detalles, todo era gracil y bello; y viene a mi mente, que en esta disciplina ocurre como en la plástica a principios del siglo XX
(un cambio de paradigma), donde algún practicante de la danza empezó a buscar expresar más de esas emociones (Belleza, por llamarlo así, que no deja de ser una idealización) y buscó formas en las que podría expresarse el dolor, la violencia, la fuerza y demás sensaciones de ese cúmulo que puede llegar a experimentar el ser humano, es ahí donde de nuevo se rompe con el paradigma de la representación idealista y la guardia de la "belleza".

Después de este pequeño background cultural, quiero llegar a la razón de este post, la historia de las artes tuvo ese desarrollo, después de las vanguaridas europeas, (que en muchas ocasiones estuvieron en disposición de las personas como un modo antiprotesta, o bien como la catártica herramienta que posibilitaba la purificación del alma), el hombre se percata de esas múltiples alternativas expresivas de las que era dueño, y empiezan a suscitarse cuantiosas inmersiones en las distintas ramificaciones que en la era proliferan; posiblemente el pensamiento generalizado de la época, era que éstas permitirían a la humanidad redimirse, sin embargo, sorpresa fue al percatarse que después de tantas guerras, hambrunas, enfermedades e injusticias sociales, así como otros fenómenos como la producción en masa; la desilusión aparece como el fantasma hostigador de esas generaciones, y se presenta a nuestros ojos, eso que es denominado Posmodernismo. Una era que se aproxima al fin de un siglo en que los acelerados cambios dejan un sinfín de consecuencias, como si el mundo fuera un animal, el cual caminó siempre a un paso, y en ese siglo se le hubiera exigido de la nada empezar a correr; las consecuencias de ese desorden bien podrían acabar con el buen ánimo y salud del mismo; sin lugar a dudas pienso que eso mismo le ha pasado a nuestro mundo.

Con la civilización es otra historia, pues ha probado los más oscuros placeres y la ha dejado en ese estado vicioso, en donde la culpa llega tardía y las consecuencias de las acciones ya no son el infierno o el cielo, pues los filósofos alemanes han testificado haber acabado con Dios siglos antes; es más bien, el humano hastiado de su inmundicia, alguien que después de haber visto muertes y mutilaciones, acepta eso con cotidianeidad; ya no se inmuta, ya nada puede tocarlo en ese nivel, pues ha visto la muerte y ésta ya no tiene ningún factor atemorizante. La sociedad es un acto cómico y desgastado que por conocido y repetitivo dejó de ser gracioso o atrayente hace tiempo, sin embargo los espectadores seguimos ahí sentados, viciosos, ávidos de un nuevo estímulo que no haga sino lo mismo pero de otra manera a la acostumbrada. Nos hemos enfrascado en lo material y hemos olvidado lo importante, la trascedencia.

Eso, lo espiritual o lo trascendental, ha sido tocado por la humanidad, pues incluso las religiones en estos tiempos, han sido trastocadas por la mano del hombre, indicios de esto es al proliferación de nuevas creencias religiosas, que no son sino caprichos espirituales de gente, que por el feminismo de la época no pudo adecuar sus gustos a algunas de ellas ya establecidas y buscó la forma de dar génesis a viejos ritos disfrazados de nuevos.

El modo en que el público era considerado en ellas también ha cambiado radicalmente, pues antaño en siglos posteriores a la "Era moderna", los testigos de las distintas manifestaciones eran seres pasivos que solo tenían como remedio, por no estar iluminados por la gracia divina que acompaña a los artista, a ser meros espectadores pasivos y no ser tomados en cuenta en la observación de la obra. Postura que hoy en día es diametralmente opuesta, pues el significado de una obra no es concluído hasta que las personas pueden cerrar el ciclo, con la observación y generación de conjeturas producto de la observación y relación de experiencias previas. Este cambio ha sido dado sin lugar a dudas en cierto sentido, por las nuevas concepciones didácticas, de finales de siglo XX, pues, al tener en cuenta al espectador como un elemento más de la obra, se cierra el ciclo.

No hay comentarios.: