domingo, marzo 23

Un sinfín de emociones

Nunca podré entender, cómo algo tan sencillo como una seriación de notas musicales, pueden desencadenar una infinita serie de recuerdos y en ocasiones no solo eso, si no que se mezclan con conceptos, ideas preconcebidas de algún lugar o situación; siempre y cuando esas notas sean utilizadas de la manera justa. En la plástica pasa en ocasiones que manchas informes, y al parecer creadas erraticamente nos lleven a recuerdos de nuestra infancia o incluso que ese tipo de manifestación nos permita imaginar el significado de las mismas, y lo podríamos obtener si permanecemos receptivos.

En una ocasión tuve a alguien, a quien amé con todo mi ser y visualizaba mi vida al lado de ella, ya fuera en la ciudad o en el campo con ella. No es reciente pero cada vez que escucho música Joni Mitchel, Bob Dylan, Neil Young y otros cantantes de folk, haciendo referencia al párrafo anterior, escucharlos a ellos me transporta a un lugar en el campo, con una pequeña casa de condiciones austeras, pero en donde todo el día puedo estar en mi mecedora al lado de la persona que en ese entonces ocupaba el lugar de mi pareja en mi imaginación, pensando en lo maravilloso qué es sentirse completo, con las cosas básicas de la vida. Con la guitarra en mano componiendo melodías que pudieran encerrar esa ilusión, lo que me llama la atención es que esa música me transporte ahí, y que lo visualice como un sueño de tener una casa en donde poder retirarme y estar a lado de alguien a quien se quiere, a pesar de que propiamente nunca he estado en un campo como el que se ve en mis sueños, pues es muchos idílico.

En ocasiones, como ésta misma, hay música que no representa nada para mi, o mejor dicho, no demasiado, pero al completarse con la propuesta visual, cambia radicalmente el gusto, la mente no me deja de asombrar y yo mismo me doy tiempo para conocerme cada vez más. Otra de las cosas que he notado es que poco a poco conforme pasa el tiempo aquello que uno critica lo van consumiendo o se va uniendo con los gustos personales y demás, me refiero a, que con mucha frecuencia critico a la gente que usa o escucha la música como un producto más de este masificado mundo, y en ocasiones al notar el increíble cúmulo de discos, videos, y demás chunches que tengo, me percato que nunca me he sentado a verlos o escucharlos todos, que en ocasiones escucho discos que antes fueron vitales para mi, y ahora no lo son tanto y que en verdad son piezas maestras, un ejemplo de esto es el disco ANIMALS del 75 de Pink Floyd, que al escucharlo hoy día tiene una connotación distinta, y prefiero ruidos más "modernos" o actuales, cuando en realidad puedo pensar que es cuestión de estado de ánimo, pero la verdad eso tampoco lo puedo asegurar, solo se que uno debe cuidarse de tratar lo artístico como algo comercial...

EL VERDADERO ARTE NO SE PROSTITUYE...

1 comentario:

paola dijo...

Tome champagne y olvidese del campo.